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Smirnoff es la vodka más vendida y la bebida premium más popular del mundo. ¿No fue eso suficiente para convencerte? De acuerdo, no hay ninguna vodka que haya ganado tantos premios. Sus vodkas clásicas son kosher, sin gluten y diez veces filtradas, para que el sabor sea extremadamente suave y la vodka tenga una textura aterciopelada. Hoy en día, Smirnoff se produce en diferentes lugares, pero la historia de esta marca especial comienza en Moscú en el siglo XIX.
La guerra con Napoleón causó una enorme devastación. En 1815, Moscú aún se estaba recuperando de esas atrocidades, pero Ivan Smirnov se atrevió a construir una destilería a orillas del río Moscú. Ese año también registró su marca, Societé Ivan Smirnov.
Aunque los productos de Ivan tenían buena aceptación, fue su sobrino Piotr quien llevó la empresa a nuevas alturas. Él tomó el mando después de que su tío falleciera en 1864. Piotr tenía un gran talento para el comercio y el marketing. Durante la segunda mitad del siglo XIX, Piotr Smirnov Dils (como se llamaba la empresa en ese entonces) se convirtió en el mayor productor de vodka de Rusia. Ese éxito se debía en parte a la filtración de carbón y a la destilación en columna, lo que le permitía hacer un vodka más puro que muchos de sus competidores.
La Revolución Rusa de 1917 tuvo un desenlace desastroso para la empresa. Los bolcheviques tomaron el control de todas las empresas comerciales en Moscú; incluido el destilería Smirnov. Un miembro de la familia, Nicolai Smirnov, logró escapar a Francia. Allí construyó una pequeña destilería cerca de París. Su apellido le dio un giro francés, naciendo así el Smirnoff que conocemos hoy.
No mucho después encontró un socio para vender su vodka en los Estados Unidos y Canadá. Como resultado, también se construyó una destilería en el estado estadounidense de Connecticut. Ese paso fue enormemente importante para el éxito de Smirnoff.
Smirnoff ahora se realiza con alcohol de grano neutro. Ese proceso tiene lugar en columnas de destilación y dura 24 horas. Luego, el alcohol se diluye con agua desmineralizada. Aunque gracias a esta destilación hay pocas impurezas en la bebida (definitivamente mucho menos que en el vodka de Piotr), Smirnoff todavía se filtra con carbón activado. En total, el vodka pasa a través de siete toneladas de carbón activado, lo que lleva nada menos que ocho horas.
El sabor puro, suave y delicado de Smirnoff convierte este vodka en el ingrediente perfecto para innumerables cócteles. Así que prueba cómo sabe Smirnoff en la mezcla. Un Moscow Mule, por ejemplo, es fácil de hacer: solo necesitas ginger beer y lima. También puedes hacer un Dirty Martini bastante sencillo con la ayuda de vermut seco y aceitunas.